Un paso a la vez

¡Un paso a la vez! ¡Un paso a la vez! ¡Un paso a la vez!….frase que de un tiempo a esta parte se popularizó y desde ya para mi vida personal cobró vida propia igualmente de un tiempo a esta parte. Son tantas las decisiones que hay que tomar, en algunas invade la incertidumbre y el desasosiego porque no todo entendemos, no todo depende de nosotros, no controlamos todo o mejor dicho casi nada cuando de verdad y con el corazón en la mano miramos nuestra insignificancia ante la majestuosidad de los cerros o los cielos.

¡Un paso a la vez! Lindo slogan para algunos, frase poética para otros y para unos cuantos significa el norte que nos invita a entrar en movimiento.  A veces podemos estar en reposo y eso está bien, el reposo es reparador y restaurador.  Sin embargo, la mayoría está quieto no por reposo sino por estancamiento y ahí es donde dar “un paso a la vez” cobra sentido y significado.

Nos estancamos cuando la desorganización en la agenda abruma o cuando tenemos la percepción errónea de que tenemos que hacer todo “de una vez”, también cuando tenemos miedo, falta de confianza o de preparación, entonces decidimos procrastinar (que de esto hablaré próximamente para que entendamos mejor el término), también nos estancamos cuando estamos cómodos sin tomar decisiones que cambien el rumbo de tu pensar y de tu vivir…. pero ¿Qué hay de las situaciones difíciles o imprevistas que no dependen de nosotros? ¿Qué hay de las crisis que no las provocamos nosotros? ¿Qué hay cuando la enfermedad toca la puerta y no tienes idea si entra para quedarse?….ahí literalmente tenemos que “dar un paso a la vez” eso sin duda quiere decir que no podemos quedarnos quietos, debemos avanzar, tratar de asegurarnos de hacerlo en la dirección correcta y en la mayoría de los casos esto implica solo escuchar, acatar y obedecer.

A decir verdad, ese “solo” es lo complicado porque estamos acostumbrados o programados para querer solucionar todo nosotros pero llega un momento donde el cerebro se congela, tal cual una computadora se queda estancada y literalmente aunque la pateemos no reacciona ¿qué hacemos? pues llamar al que sabe y que lo solucione, nosotros solo escuchamos, acatamos y obedecemos.  Okey, lo mismo debería suceder con nuestra vida cuando el cerebro, corazón o estómago se congela, recurrir al que sabe para desatascarnos y solo escuchar, acatar y obedecer para dar un paso a la vez.

Ese paso a la vez significa que no tenemos conocimiento del camino, que desconocemos el mañana, que la posición en la que estamos no la elegimos, seguramente aparecimos en ella pero que no podemos darnos el lujo de quedarnos quietos y no podemos parar, solo que tampoco podemos correr.  Un paso a la vez, nos habla de no dejar de avanzar y tampoco desesperarse por la velocidad…debemos aprender a escuchar, acatar y obedecer.

¿A quién? En algunos casos al abogado en los procesos que parecen interminables, en otros al médico cuando da las indicaciones, a la ciencia cuando nos regala su aporte, a la familia o amigos cuando en cualquier situación nos contienen y aconsejan, sea cual sea el caso, estoy segura que cuando expresamos que vamos a “dar un paso a la vez” implícitamente estamos reconociendo que estamos en la posición A, tenemos que avanzar hasta la B pero no tenemos idea de cómo hacerlo y en el camino reconocemos que Dios tiene el control de todo,  pues la teoría, la ciencia o las personas fueron insuficientes para darnos la confianza de seguir avanzando (“dar un paso a la vez” implica un reconocimiento mayor del que nos imaginamos).

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